Ser RMI
paso a paso…
1. Etapa previa
Comprender la vida como vocación a la santidad… en la vida religiosa o en otra situación… clarificar motivaciones
Se acompaña a la joven que tiene inquietud vocacional a que entienda la vida como vocación a la santidad, que puede vivir en plenitud en la vida religiosa o en cualquier estado de vida, a que discierna la llamada personal de Dios para ella y a que clarifique las motivaciones de su vocación.
Verificar la vocación… y ver si reúne las condiciones
Si la joven siente inclinación hacia la vida religiosa, se le ayuda a verificar su llamada al seguimiento de Jesucristo y ver si se dan las condiciones necesarias para seguir con el proceso e iniciar la siguiente etapa.
2 Prenoviciado
El prenoviciado tiene como objetivo que la joven confirme su opción por la vida consagrada
y se prepare de manera adecuada para iniciar el noviciado.
desarrollando la madurez humana necesaria para vivir plenamente esta experiencia,
incluyendo las rupturas y adhesiones que conlleva.
conocimiento mutuo…
Asimismo, se busca que la joven profundice en el conocimiento de la vida y misión de la Congregación,
mientras que la Congregación, a su vez, tenga la oportunidad de conocer mejor la vocación, aptitudes y nivel de madurez de la joven.
3. Noviciado
“Fragua de los futuros apóstoles”
Es la iniciación a la Vida Religiosa en la que la novicia explora si realmente Dios la llama a la Congregación, si sus deseos y aspiraciones se alinean con esa llamada y si es verdaderamente libre para seguir a Jesucristo en nuestro Instituto.
Paralelamente, la Congregación evalúa su intención y aptitud.
Durante esta etapa, que dura dos años, se busca un equilibrio entre el aprendizaje teórico y la experiencia y reflexión práctica
4. Juniorado
El juniorado está orientado a la consolidación en la vida religiosa;
Consolidar, profundizar, contrastar con la realidad
las experiencias formativas y todo lo que en las etapas anteriores se vive como iniciación a la vida consagrada, se somete ahora al realismo y al contraste de la vida cotidiana.
Compromiso, comunidad, formación.
Durante este periodo, se espera que la juniora confirme su compromiso y entrega a Jesucristo, experimente la vida comunitaria y apostólica como una escuela de vida y formación.
Se trata de un tiempo para adquirir una formación teórico-práctica que la capacite para las tareas propias de la Congregación (internalizando lo aprendido, saboreando el don de la experiencia, despertando el deseo de saber más) y se prepare para la consagración perpetua.
5. Terceronado
Supone un tiempo de intenso retiro y oración, que precede inmediatamente a la profesión perpetua y tiene como núcleo fundamental la experiencia del mes de Ejercicios Espirituales de San Ignacio.
6. Formación Permanente
La Formación Permanente es una actitud interior...
de revisión constante de los cambios de la sociedad para buscar “caminos nuevos” en los “tiempos nuevos”, porque somos enviadas a una juventud que siempre es «nueva».
Es decir, es la constante renovación de la vida personal, comunitaria y apostólica de la RMI.
El principal objetivo de esta etapa es...
“integrar todas las dimensiones de la vida de una religiosa que debe caminar hacia la asimilación vivencial del ser apóstol, siempre en tensión de maduración, hasta llegar a la plenitud del encuentro con Cristo”