Era natural de Madrid y a sus 95 años de edad y 76 de Vida Religiosa, un 10 de Mayo de 1986, víspera de la Ascensión del Señor, dejaba esta vida de larga trayectoria después de haber cumplido su misión de sufrir, trabajar y AMAR en una entrega constante a Dios por la Fe.
Sus mejores años los pasó en América donde permaneció 30 esparciendo su celo apostólico y trabajando incansablemente por las “chicas”.
Fue un ejemplo de caridad, comprensión bondad. Aceptaba cuanto el Señor la iba pidiendo con prontitud y daba un SI generoso en cada acontecimiento. Ocupaba siempre el primer banco de la Iglesia, que por su puntualidad no pudo ocuparlo nadie, dando testimonio de esa Vida con el Señor y fidelidad a la oración.
Tenía gran afán por coleccionar sellos y ayudar con ellos a nuestras Misiones. Este trabajo lo hacía a alta escala, valiéndose de cooperadoras siempre fieles, las chicas en sus tiempos libres, con las que ejercitaba su celo apostólico, casi hasta el final de su vida.
Cuando ya las fuerzas iban decayendo, no perdió su habitual serenidad, alegría y agradecimiento por cuanto se hacía por ella, todo se traducía en gratitud expresando un “muchas gracias” o “Dios se lo pague”.
Hna. Mª Manuela Gómez Membrillera

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