“ Su amor a la Congregación fue admirable, como también el que tuvo a todas y cada una de las Hermanas con las que vivió. Organizaba el día procurando ser fiel a todos los actos de comunidad, donde se veía feliz.
A pesar de su delicada salud, se olvidó de sí, dándose sin medida a lo que veía era lo mejor para la comunidad, teniendo en cuenta las preocupaciones, importantes o pequeñas, que cada una tenía.
Dos días antes de morir estaba pendiente de su oficio de Ecónoma, poniendo en cuanto hacía verdadero interés. Siempre procuró y mimó la rectitud de intención y pureza de corazón. No se permitió la mentira, doblez o engaño aún en las cosas más pequeñas.
Para mí fue un verdadero ejemplo de entrega enamorada. Su confianza en Dios le hacía vivir con la serenidad y paz que co-municaba.
Así fue su partida de este mundo”
Hna. Teresa Lusarreta Huesa