Somos…
Todo comenzó ayudando a las chicas que dejaban el campo para buscar trabajo en la ciudad
Somos un grupo de la Iglesia católica que empezó gracias a santa Vicenta María López y Vicuña, en Madrid, el 11 de junio de 1876.
Todo comenzó porque los tíos de Vicenta María, D. Manuel María y Dña. María Eulalia Vicuña, se dieron cuenta de que las chicas que venían a Madrid a trabajar en casas como empleadas necesitaban ayuda y apoyo.
Vicenta María tomó esa preocupación de sus tíos y la llevó más lejos, ayudando a las chicas que dejaban el campo para buscar trabajo en la ciudad en el siglo XIX, una época en la que las mujeres tenían pocas opciones para hacerse un futuro.
Todo comenzó ayudando a las chicas que dejaban el campo para buscar trabajo en la ciudad
Somos un grupo de la Iglesia católica que empezó gracias a santa Vicenta María López y Vicuña, en Madrid, el 11 de junio de 1876.
Todo comenzó porque los tíos de Vicenta, D. Manuel María y Dña. María Eulalia Vicuña, se dieron cuenta de que las chicas que venían a Madrid a trabajar en casas como empleadas necesitaban ayuda y apoyo.
Vicenta María tomó esa preocupación de sus tíos y la llevó más lejos, ayudando a las chicas que dejaban el campo para buscar trabajo en la ciudad en el siglo XIX, una época en la que las mujeres tenían pocas opciones para hacerse un futuro.
Vicenta María López y Vicuña
«Las chicas han triunfado»
Vicenta María nació en 1847 en Cascante, Navarra, en una familia rica que le permitió estudiar en una época en la que las mujeres normalmente no podían hacerlo. A los 10 años, se mudó a Madrid con sus tíos Don Manuel María y Doña María Eulalia para seguir con sus estudios. La preocupación de sus tíos por las chicas jóvenes que trabajaban como sirvientas y no tenían muchas oportunidades fue como un mensaje de Dios para ella, inspirándola desde pequeña a querer ayudar y dedicar su vida a estas jóvenes.
Su gran sueño era responder a una injusticia social, descubrir lo que Dios quería y hacerlo realidad.
A lo largo de su vida, Vicenta abrió casas en Zaragoza, Sevilla, Jerez, Barcelona y Burgos para continuar su labor. Su fallecimiento a los 43 años, el 26 de diciembre de 1890 en Madrid, no fue el final, sino que dejó a su congregación un enorme trabajo por hacer que ahora se extiende por cuatro continentes.