No en vano, uno de nuestros rasgos carismáticos es «la Eucaristía como sacrificio, comunión y presencia…» (Const. 4) Esa «presencia», que nos acompaña en el caminar… porque «el ser humano ha sido creado para vivir en compañía…»: como «alimento», que «nutre» nuestro celo apostólico…: como sacrificio, «viático» para ir a todo el mundo a anunciar la Buena Nueva, la vida en Cristo, que es Reino de Amor…
(fragmento carta M. Daria Fernández, Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 24 junio 2022)
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