Tiempo bello de valorar y agradecer la vida y nuestro ser RMI. Tiempo de formación y tiempo de Gracia, donde gustamos la experiencia de ESTAR, ESCUCHAR, CUIDAR al estilo de Jesús, tiempo de fraternidad gestada en lo cotidiano y a través de nuestras relaciones, tiempo de encuentro con el Dios de la vida. Fuente de donde brotan las fuerzas para amar siempre, que nos renueva en su llamada y misión , llenándonos de esperanza y asumiendo los sueños de caminar juntas en esté servicio, siendo creadoras de fraternidad, enamoradas de la salvación del mundo.
Tiempo de gozo al experimentar una vez más la universalidad y fraternidad de nuestra Congregación, y palpar el dinamismo vivo del carisma de Santa Vicenta Maria en un mundo en cambio, que se actualiza dentro de la Iglesia en salida, en comunión y experimentando el gozo de ser convocadas para transmitir la Alegría y los valores de Evangelio.
Agradecemos a nuestras comunidades y hermanas que nos han acompañado con su oración.