Los días 15,16 y 17 de noviembre Madrid, acogía a un grupo de 49 jóvenes, una laica y 15 hermanas procedentes de las residencias RMI de España, Portugal y Casa Madre.
La noche del viernes, una vez realizado el check in en el albergue, nos fuimos encontrando todas en la Casa Madre. Allí compartimos un primer momento dinámico y entrañable para ir conociéndonos y haciendo ambiente de familia RMI. Tras la cena, y aprovechando la buena noche que hacía, visitamos algunos de los lugares más céntricos de la ciudad (Gran Vía, Sol, Plaza Mayor, Teatro y Palacio Real y la Catedral de la Almudena).
Como el sábado nos esperaba lleno de momentos de encuentro y de compartir no nos alargamos mucho y tras disfrutar del paseo y tomar algo juntas nos fuimos a descansar.
El sábado lo pasamos en nuestra casa de Rios Rosas, allí comenzamos el día con un momento de oración que nos invitaba a vivir despiertas, a ser capaces de descubrir en medio de todo lo que nos acontece cada día, esa presencia y voz del Señor que a cada una, personalmente nos dice cada mañana: despierta… finalizó la oración con un momento de danza contemplativa: la danza de la bendición.
Al finalizar la oración nos dirigimos al salón de actos de la residencia donde nos esperaba un momento muy especial, un panel de experiencias en el que tres antiguas residentes que desde sus respectivas vocaciones siguen haciendo realidad hoy el carisma de Sta Vicenta María nos fueron compartiendo lo más significativo de su paso por la Resi y de su participación en las actividades y propuestas que la residencia, ofrecía en su camino de formación profesional y crecimiento personal y de fe. Participó del panel de experiencias una de las residentes que venía de Valencia, que nos compartió de primera mano cómo se esta viviendo la Dana y cuál está siendo el papel de las residentes en este momento tan duro que les está tocando vivir. Fue muy bonito ir escuchando la experiencia de cada una de ellas y dándonos cuenta de la riqueza que hay detrás de cada testimonio y de cuantos puntos en común con nuestra historia personal .
Tras el panel se sumergieron en dos talleres de interioridad y conocimiento personal, que realzaban la misión personal de cada una de ellas para seguir dando lo mejor de cada una de sus realidades cotidianas.
Por la tarde participamos en un World coffe que nos brindó, a partir de tres preguntas sencillas, la oportunidad de compartir y conocer más lo que se hace a nivel pastoral en nuestras residencias, lo que es más significativo para ellas y sobre todo para escuchar sus propuestas de pastoral y evangelización.
Finalizamos la jornada celebrando la Eucaristía y dando gracias por el regalo de formar parte de la esta gran familia.
El domingo nos dimos cita en la Casa Madre… la protagonista era Vicenta María… Ella nos esperaba para regalarnos un momento de acercamiento a su vida y a su sueño para cada una de nosotras a través de los sentidos…
La sala de los espejos se llenó de jóvenes, de vida y de reflejos vivos de lo que Ella desea, jóvenes que quieran comprometerse en la transformación de nuestro mundo… visitamos el museo, su habitación, hoy oratorio, y otros lugares significativos que hicieron de la mañana del domingo un momento muy especial.
Finalizamos nuestro encuentro escribiendo una carta a Vicenta María, compartiendo con ella todo lo que se mueve en nuestro corazón en este momento, nuestros sueños e inquietudes… y allí quedaron, en buenas manos…
En la celebración del envío depositamos junto al sepulcro nuestras cartas y cada una plantamos una semilla… con el deseo de que todo lo vivido este fin de semana, de mucho fruto en nuestras residencias, como signo de compromiso por parte de todas y con la ilusión de que conforme vaya brotando, ponga color y vida en el sepulcro de Santa Vicenta María en el año Jubilar que comenzará el próximo 26 de diciembre.
Ya, de vuelta a nuestras residencias, solo podemos hacernos eco de la expresión de Vicenta María: demos gracias a Dios por todo, a Él y a todas las personas y hermanas que han hecho posible que se realizara este encuentro de jóvenes.