Cuarentena Noviciado, Buitrago

Tened el mismo interés por la casa en que vivís como por las restantes.

Santa Vicenta María

 Siguiendo el deseo que tenía la Santa de que hubiese una comunicación vivencial entre las comunidades y respondiendo a la vez a la invitación de Madre Daría, desde el noviciado de Buitrago queremos compartir cómo vivimos esta pandemia, acontecimiento histórico que nos involucra a todos.

Al inicio de la cuarentena nuestro día a día, en cuanto a horario, no cambió mucho, tan sólo el tener la Eucaristía on-line pero, aun así,  con el privilegio de comulgar. Seguimos con nuestra formación en casa, nuestros tiempos de oración y comunitarios. Pero poco a poco nuestro horario se adaptó a la situación tras salir un día a la terraza a aplaudir, en reconocimiento al personal sanitario, y cantar “Volveremos a brindar” (Lucía Gil) y ver la repercusión que esto tuvo en el barrio. El primer día salió una sola persona y de casualidad.  Sin embargo, fue una sorpresa para nosotras ver que cada día se unían más personas a este momento, llegando a convertirse estos minutos en los más esperados del día para todo el vecindario (incluidas nosotras).  La interacción ha llegado al punto de recibir peticiones de canciones para el día siguiente. Esto ha hecho que tuviésemos que incluir los ensayos de cantos en nuestro horario, como necesidad actual. Lo cual, también nos hace superar un poco la impotencia que vivimos al no poder hacer nada en esta situación. Gestos sencillos como este, nos ayudan a vivirla con más alegría, fe y esperanza, y así poder transmitirlas a los demás. Con ello aumentamos, a pesar de la distancia física, la cercanía y las relaciones con el vecindario.

Aunque ahora no podemos asistir a los cursos de internoviciado tuvimos la grata sorpresa de poder disfrutar del curso sobre la comunicación en las redes sociales desde nuestro ser RMI impartido por las hermanas Belén Igeño y Mª Digna Díaz que nos habló de la Santa como “gran comunicadora”. Además tuvimos el regalo de ver por fin la nieve cubriendo nuestro jardín, tras haberlo esperado durante todo el invierno.

Uno de los cambios más significativos que estamos viviendo es que el respetar las medidas de seguridad provoca una inevitable distancia física entre nosotras: a pesar de intentar llevarlo con la mayor alegría, las celebraciones (cumpleaños, paso al noviciado, etc.) se han vuelto más sobrias, extrañando la calidez de un abrazo. De la misma forma, en los momentos de tristeza y dificultad añoramos esa cercanía.

Sin embargo,  encontramos otras maneras de cuidarnos  entre nosotras, siendo más detallistas, no perdiendo el sentido del humor, gozando más del tiempo juntas. En este tiempo, nuestra creatividad se ha enfocado a alentar a la comunidad preparando recreos más animados, con juegos, cantos, etc. 

Llevando la vida a la oración, nuestros rosarios, via crucis y oraciones han adquirido también un matiz diferente.

Aunque estamos en un pequeño pueblo, con la sensación a veces de vivir en una burbuja donde “todo pasa a fuera”, lo cierto es que nos sentimos afectadas por dentro por las situaciones difíciles y dolorosas que se viven en el pueblo y en toda la humanidad, especialmente por los países más pobres.  Nos sentimos muy unidas a las comunidades en las que esta realidad está tocando más de cerca, tanto por las enfermas como por las que las cuidan y por las que ya están intercediendo junto a la Santa por la Congregación e igualmente pedimos al Señor por toda nuestra familia RMI.

                                                                                                                      Buitrago de Lozoya, 05 de abril del 2020 

                                                                                   Elisa, Jazmín, Olivia, Isabel y Valentina,

Novicias RMI