Muy queridas Hermanas: En estos momentos de tanto dolor, necesitamos sentirnos más cerca unas de las otras… Sentimos que lo que acontece en una Comunidad nos conmueve y sacude a toda la Congregación… Así lo voy percibiendo en estas últimas semanas con más fuerza a medida que la situación entre nuestras Hermanas se agrava… ¡Nuestro corazón sangra! La Congregación se desangra… Esta mañana una Hermana más partía a la Casa del Padre… y en este mismo momento, cuando me disponía a comunicar me con vosotras, una llamada de voz temblorosa, otra más se apagaba… Una de la Comunidad de Pamplona, la Hna. Ma. Carmen Elizondo y la segunda en la Casa Madre, la Hna. Ma. Aurora Delfa…
Santa Teresa nos dice que «en tiempos recios, amigos fuertes de Dios…» En estos momentos nos encontramos sumergidas en esta tormenta que azota toda la Humanidad, flechas invisibles que se clavan en la carne de los más vulnerables, ahí nos encontramos también con nuestras Hermanas… cada una que cae en el surco, bajo el peso de la tempestad, es como una losa que nos aplasta, oprime el corazón y nos deja sin aliento… Es momento de levantar los ojos, contemplar el «árbol de la Cruz donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo…» orar y agradecer esta ancla de salvación…
¡Sí, Hermanas! Vicenta María también nos dice que «la oración todo lo facilita…» y, apoyadas en la promesa de Jesús: «pedid y se os dará…», nos unimos en una cadena de súplicas porque la UNIÓN hace la fuerza… Así, poder comunicarnos con mayor facilidad y ayudarnos a «llevar la carga las unas de las otras…», a vivir en comunión con las que en primera persona sufren la enfermedad y las que a su lado intentan ayudarles, muchas veces desde la impotencia por no poder hacer nada más que confiar y orar… Orar insistentemente al Señor de las Misericordias para que avive nuestra Fe, sostenga nuestra Esperanza y podamos Vivir en plenitud el Amor que todo lo puede… ¡¡¡todo lo alcanza!!!
Este espacio queda abierto a todas las Hermanas de la Congregación, para que como Vicenta María, cada día nos podamos comunicar, compartir la realidad que nos toca vivir y alentarnos y sostenernos en la lucha para superar la dureza de este momento que estamos viviendo en Europa y se vislumbra en otros continentes, así podáis poner los remedios oportunos para que este mal no haga tanto daño como está causando por aquí.
Con un grande abrazo y todo el cariño de vuestra hermana,
Daría, rmi